SENSACIONES EXTREMAS

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El director chino Zhang Yimou parece haber abandonado el lirismo de sus primeros trabajos para hacerse fuerte en el cine de acción, tras “Hero” y “La casa de las dagas voladoras” regresa con otra épica aventura de acción y que se estrenará dentro de un mes, estamos hablando de “LA MALDICIÓN DE LA FLOR DORADA” cartelmaldicion.jpgLa historia comienza en la víspera del Festival Chong Yang, las flores doradas, crisantemos para más señas, llenan el Palacio Imperial. El Emperador regresa inesperadamente con su segundo hijo, el Príncipe Jai. Su pretexto es celebrar la fiesta con su familia, pero dadas las frías relaciones entre el Emperador y la enferma Emperatriz, todo parece indicar que la fiesta será una farsa. Durante muchos años, la Emperatriz y el Príncipe heredero Wan, su hijastro, han tenido una relación ilícita. El Príncipe Wan, que se siente atrapado, sueña con escapar del palacio con su amor secreto: Chan, la hija del Médico Imperial. Mientras tanto, el Príncipe Jai, el hijo fiel, crece preocupado por la salud de la Emperatriz y su obsesión por los crisantemos dorados y los malos augurios que rodean al palacio imperial.  

Como podéis ver Yimou sigue fiel a sus gustos y nos plantea un dramón tremendo, lleno de lirismo y mucha acción, vibrante, espectacular hasta la saciedad, de grandes efectos especiales y planos que dejan al espectador planchado en la butaca. ¿Quién no recuerda la escena de las habichuelas en “la casa de las dagas voladoras” con esa increíble coreografía? Pues aquí no está esa, hay muchas más. En muchos momentos la fotografía, música y espectacularidad me han recordado a “El último emperador” de Bertolucci, yo creo que la supera con creces, porque Yimou debe tener la paciencia de un chino, nunca mejor dicho, por haber rodado tantas escenas con esa marabunta de extras. Chow Yun-Fat ha dejado la meca del cine, ha saltado el charco del Pacífico para unirse a este impresionante proyecto y revelarnos que es un gran actor, que a parte de dar saltitos y patadas también sabe actuar. Está inmenso, es más llena de poderío la pantalla, creando un emperador sólido y de múltiples capas, a veces enternecedor y otras odioso hasta la saciedad. Pero qué sería de Yimou sin su musa Gong Li, que le ha acompañado desde sus primeros trabajos. La química que existe entre este director y la actriz se deja traslucir en cada plano, está soberbia en el papel de emperatriz. Y el director ha sabido crear un ambiente perfecto entre Yun-Fat y Li para crear planos de una intensidad que hacen saltar los plomos al respetable y generando sensaciones extremas.

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