PAINTBALL

Algo de lo que nunca he dudado es del olfato de mi estimado Julio Fernández para captar una gran idea o detectar un gran talento, véase «Cobardes» por ejemplo. Es un hombre que conoce bien el negocio y tiene vista de lince para las grandes ideas. Eso es “PAINTBALL”, una gran idea que se queda en agua de borrajas, no por culpa de la producción, para nada, es por otros motivos y vamos a ir desgranándolos. La premisa del film es tan básica como eficaz, ocho desconocidos coinciden en una partida de Paintball. Hay dos equipos uno naranja u otro verde, todo irá como la seda hasta que se introduzca en la partida un cazador de verdad con munición real de 50 mm. Así dará comienzo una gran pesadilla, y evidentemente las reglas del juego cambiaran, y desde luego quien quiera sobrevivir no tendrá más remedio que jugar hasta el final, aunque llegar al último nivel no garantice nada.

Bien, el marco conceptual del film dirigido por el novel Daniel Benmayor hay que buscarlo en largometrajes como “Hostel”, “El proyecto de la bruja de Blair”, “Saw”, “Depredador”, y podría seguir. Así que se trata de un híbrido un tanto peculiar que también se nutre de la nueva tendencia del cine de terror francés, tipo “Martyrs” o “A l’interieur”, es decir, cine de estética muy realista y donde la práctica totalidad de la acción tiene lugar a plena luz del día.

Pero, a pesar de que el joven realizador posee una gran y amplia experiencia en el terreno publicitario, el film se nutre de la estética de la marca Filmax, eso denota que la cinta hasta parece de encargo, porque el director no ha dejado su impronta. Los primeros veinte minutos, vamos lo que es el arranque, son muy buenos, es más se nota que tenía las ideas muy claras porque hay un plano secuencia de cuatro minutos que es una pasada, se han servido de un quad para seguir a los personajes. Pero luego las cosas empiezan a carecer de lógica y es cuando empieza a naufragar el barco, luego el fallo hay que buscarlo más en el guión que no en la dirección, así el novel guionista Mario Schoendorff pierde las riendas de una trama que podría haber pasado a la posteridad. Eso sí, no puedo decir que me haya aburrido para nada, pero os lo juro da para hacer mil y un audiocomentarios de los que tanto le gusta a algunos de mis lectores. Además, la estética guerrillera de la cinta te atrapa como un imán, pero no de estética vive el hombre y tampoco de acción. Es más, parece que alguien le ha dicho al guionista venga hay que meter una escena de aires sexuales, y de repente le da un pronto a los personajes femeninos y se empiezan a quitar prendas a lo Thompson, sin ton ni son.

Además, podría haber sacado mayor rendimiento al bosque, podría haber jugado  con todo lo que tiene ese lugar de desconocido, inquietante y misterioso. Pero una vez más, el único que le saca partido es el Daniel Benmayor que obtiene una fotografía inquietante, que me recordó mucho a la del film “Los abandonados”, también de Filmax. De esa continua disociación entre guionista y director es de donde me viene a la cabeza reiteradamente la idea de que el joven realizador está trabajando por encargo y no se implica hasta las trancas en el proyecto como debería haber sido.

A diferencia de “Alien”, donde los personajes que mueren lo hacen por conflictos personales generados por problemas externos, aquí carece de esa peculiaridad, o si la tiene, el director no ha sabido plasmarla o he sido torpe y no me he enterado, que no tengo por qué ser más papista que el Papa. Pero no se vayan aún hay más, las motivaciones de los personajes por avanzar en el desarrollo de la trama tampoco quedan claras con lo que tenemos ocho personajes en busca de capitán que dirija el pelotón.

En fin, me ha dado mucho coraje porque tenía muchas ganas de verlo, me había creado muchas expectativas. Que este largometraje dará dinero, de eso no me cabe la menor duda, pero no pasará a los anales del género, todo porque el novel guionista no se ha sentado un poco más con su criatura, y Daniel Benmayor que demuestra ser un gran profesional y tener ideas, dirige con absoluta frialdad sin importarle los agujeros que hay en la línea de flotación del guión, salpicado de frases absurdas y razonamientos incoherentes.

Bueno amigos, os recuerdo que mañana habrá dos entradas más para ir al FESCINAL. Y  no os preocupéis haré una pregunta más asequible. Vamos de las de: «a golpe de Google la resuelvo en un pis-pas».